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La insólita historia de Wael, el niño más inteligente del mundo con 11 años ya trabaja para Microsoft

01.11.2010 14:34

 

Mahmud Wael (foto hola.com)

Mahmud Wael es egipcio, tiene 11 años y es de aspecto de cualquier niño de su edad. Sin embargo, cuenta con una inteligencia fuera de lo común: con un coeficiente intelectual de 155, se le considera el niño más inteligente del mundo, y su pasión por las matemáticas y la informática le han llevado a convertirse en técnico de Microsoft gracias a su capacidad para resolver complejos cálculos en cuestión de segundos y moverse sin problemas por las redes informáticas.  hola.com

Tras ese hallazgo, un examen determinó que su coeficiente intelectual es de 155, una puntuación “muy alta” que le ha valido el apodo de “abqarino” (genio, en árabe) entre sus familiares y vecinos. No en vano, a los 9 años se matriculó en la Universidad Americana de El Cairo y actualmente continúa sus estudios de informática.

La inteligencia del pequeño ha hecho que su insólita historia salte a los medios de comunicación del país. Muchos le describen como “un niño, un ingeniero informático y un regalo de Alá”. Semejantes habilidades no han pasado desapercibidas para el gigante informático Microsoft, que ya hace seis años le regaló su primer portátil y que acaba de nombrarle experto tecnológico.

Wael pertenece a la generación de niños “hiperconectados”, para los que desenvolverse en Internet es lo más natural en su vida diaria. Todo, dice, está al alcance de su pantalla: “Si quiero saber algo tengo Google y Wikipedia, y si lo que deseo es conocer a alguien en el otro extremo del planeta está Facebook”.

Además de la informática, el niño habla varios idiomas (inglés, francés y árabe) y está más interesado en aprender nuevos conocimientos que en jugar por las calles de su barrio. Cuenta que su verdadero sueño es seguir los pasos del egipcio Ahmed Zewail, premio Nobel de Química en 1999, y ser un “científico especializado en informática”. Para conseguirlo, se levanta todos los días a las seis y media de la mañana y reparte su día entre un colegio internacional y las clases en la facultad. Una situación que a veces le hace sentir “como un adulto” y otras, en casa, simplemente se comporta como el niño que es.

Cindye Molina

 

 

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